Un enfermero de ley. Como son los enfermeros, solidarios, compañeros de sus pacientes. Compañero en el sentido más grande la palabra, reconfortándolos, dándoles ánimo, con un chiste, con una palabra, cuidándolos, acompañándolos.
Fue enfermero, como los enfermeros, los representó, defendió sus derechos, y los reconfortó cuando sus ánimos decaían.
Fue delegado de sus compañeros que lo querían y respetaban. Fue miembro de la comisión directiva de un sindicato que defiende los derechos de los trabajadores.
Sufrió angustias, desazones, las compartió con otros porque las vivió suyas.
Fue bueno con los pacientes, bueno con sus compañeros, bueno con sus amigos. Siempre listo para dar una mano solidaria a quien lo necesitase.
Trabajó siempre. Siempre cuidando la salud.
Cuando algunos pocos necios niegan la pandemia, él estuvo arriba de la ambulancia, trabajando de enfermero, a pesar de tener 63 años, pudiendo quedarse en su casa, cuidando la vida de los demás… y cuidando la vida de los demás perdió la suya. Tan valiosa, víctima de la Covid.
Da mucha tristeza, pero a la vez orgullo, orgullo de pensar que un trabajador, trabajando por y para los otros dio su vida.
Su ejemplo en medio de tanta tristeza por no tenerlo, nos reafirma en la vida, en el amor a los demás. Nunca especuló, dio todo hasta lo más preciado…su vida.
Su ejemplo dice: no escuches a quienes nos desmoralizan, a quienes egoístamente minimizan a esta pandemia cruel, cuídate, cuidanos, para que no perdamos a otros trabajadores de la salud que como él nos cuidan todos los días.
Un homenaje querido Néstor Martínez, enfermero de ley, grande, más grande que nunca. Los que te conocimos te extrañaremos y te querremos para siempre.